domingo, 19 de marzo de 2017

Tu Amor Es Malo

Día tras día la veo sonreír
Si la pudieras con mis ojos ver
No dirías que el sueño de un niño febril
¿Dices que lo que siento está mal?
¿No puedes ver que crece aún más?
Ángel de silicona, eres mi ilusión

Ojos fríos, pálidos labios y piel
Pálido es tu deseo

Eres la única, día tras día
Bajo tu hechizo estoy y tú no me ves
Tu amor es malo
Eres la única día tras día
Soy caminante y tú la lluvia
Tu amor es malo

Siento que observas mi cada mover
¿Por qué mentirnos a los dos?
Tu languidez brilla a través de un muro de cristal
Nadie te tocaría como lo haría yo
Nadie nos detuviera, si pudiera yo...
Llegar al cristal, pretendes no escuchar

Ojos fríos, pálidos labios y piel
Pálido es tu deseo

Eres la única, día tras día
Bajo tu hechizo estoy y tú no me ves
Tu amor es malo
Eres la única día tras día
Soy caminante y tú la lluvia
Tu amor es malo.

-Your Love Is Evil - Avantasia.


3. Excentricidades

Despertó antes de que sonara su alarma. Se había pasado toda la primera semana de ocioso. Viernes, 29 de enero. Los rayos del sol que se colaban entre las persianas de la ventana caían directamente sobre su rostro. Se había despertado sintiéndose mucho mejor... pareciese como si todo hubiese sido sólo un mal sueño. Comenzó su rutina nuevamente y corrió camino a la escuela.
         Se percató que era otro día ordinario, ahora estaba casi seguro que el recuerdo de esa entidad había sido sólo un sueño.
Al llegar, se dio cuenta que era mucho más temprano de lo que pensaba; casi no había alumnos, ni siquiera los profesores habían llegado. Se dirigió a su salón de clases. Al entrar y encender la luz, pudo apreciar que todos los pupitres estaban vacíos, a excepción de uno. ¿Quién habría llegado antes que él?
         Ese pupitre tenía encima una mochila color púrpura con algunos accesorios muy peculiares, obviamente era la pertenencia de una muchacha, pero ninguna compañera suya tenía un estilo como ese. Supuso que a alguna de ellas le dio por cambiar su estilo o algo así.
         En lo que todos llegaban, esos treinta minutos antes de empezar las clases se tornaron en la espera más aburrida... pensó en fugarse para ir a jugar videojuegos en las maquinitas en alguna de las tiendas de los alrededores, pero… recordó que no hay tiendas abiertas a las 6:40 de la mañana… y honestamente tampoco tenía tantas ganas.
         Estaba por quedarse dormido, pero lo despertó una sensación de abandono y un susto al darse cuenta de que en vez de que las manecillas del reloj de la pared avanzaran, ¡retrocedían! y al cual retrocedía el tiempo en el reloj, iban llegando compañeros y se iban otros. Era como la escena de una película, el tiempo de ellos era muy rápido, entraban y salían como fantasmas incapaces de darse cuenta que él estaba ahí sentado. Llegó el momento en que el tiempo se congeló de nuevo por completo... el universo cambió de color. Vio una silueta merodeando afuera a través del cristal de la ventana, era de nuevo una silueta humana que en cierto punto se detuvo y se quedó inmóvil por unos instantes. Quedó paralizado, la misma sensación del fuego en su sangre le recorría de pies a cabeza.
         Cuando apreció que el individuo afuera se iba, sintió el impulso de pararse y encarar a quien quiera que estuviese afuera y comenzar a resolver tal enigma, pero por otra parte se decía que era arriesgado, que no sabía con quién o con qué se iba a topar afuera y que todo podría acabar mal.
         Al fin se decidió, saltó de su asiento y corrió desesperadamente hacia la puerta para abrirla.
         — ¡Espera! —gritó, pero la forma ya no estaba.
         Abrió sus ojos, como si recién despertara de un sueño, pero se encontraba recostado sobre su pupitre —no recordaba haberse dormido nunca. Al parecer la clase ya había comenzado, y su profesora estaba llamándole la atención. Podía sentir la mirada pesada de todos... al parecer nadie se percató de la presencia del ente, mucho menos de su ausencia; había desaparecido así como así junto con la tan curiosa mochila. ¿Tienen alguna relación esa mochila y todo lo que está sucediendo?
         El resto del día fue agotador para él, pues se impartió clase de educación física y cálculo. Llegó a casa muy cansado.
         — Demonios… no quiero hacer nada.
         Se puso a ver la tv, y aprovechando que era viernes, se desveló viendo programas estúpidos.
         Se fue a dormir sin cambiarse de ropa. Tuvo un sueño. Estaba él frente a un coche negro, no parecía de metal,  sino de un material semi-translúcido, parecía que estaba hecho de agua o de plasma. Tomó la palanca de una de sus puertas —le sorprendió que las cosas materiales fueran tangibles— y entró. Dentro de este vio a una muchacha, estaba acurrucada en el rincón del otro extremo del asiento trasero, dándole la espalda. Esto le intrigó, pero también le dio miedo, no sabía si atreverse a hablarle o irse.    
         Ya no sabía si iba a acceder seguido a ese extraño mundo hasta en sus sueños, si se trataba de alguna otra dimensión o si estaban manifestándose las consecuencias de los golpes que sufrió la vez que lo atropellaron con una bicicleta cuando era un niño pequeño. Suspiró. De pronto sintió una mirada sobre él… lentamente volteó. Vio unos ojos, unos ojos verdes con enorme brillo interior. Sin embargo, ella le causaba una inefable sensación de temor. Impulsivamente salió del auto y corrió... corrió como si su vida dependiera de ello… se escondió en la oscuridad y aparente seguridad de un callejón.
         Se dio cuenta que huía de todo y de nada. ¿Esa chica me provocó el mismo temor que la extraña entidad? —ahora todo en su cabeza daba vueltas, nada parecía estar en su lugar.

***

Despertó acelerado, sudando frío, jadeando. ¿Qué era esto? eran las 4 de la mañana; apenas y había dormido al menos 120 minutos. De nuevo, fue todo un sueño.
         Las cosas parecían desencajar y revolver todo lo que era parte de su conocimiento. ¿Quién era?, ¿qué hacía aquí?, ¿qué papel jugaba en mi vida? —balbuceaba, la duda del propósito de su existencia era cada vez mayor. ¿Qué era todo esto?
         No pudo seguir durmiendo esa noche... al fin y al cabo el viernes ya se había terminado. Fue al refrigerador, tomó la leche, el chocolate, helado, todo lo que pudiera comer y pasó el resto de la madrugada sentado frente a la televisión encendida hasta que volvió a quedarse dormido. Amaneció con un terrible dolor de estómago, tenía diarrea y comenzó a vomitar mucho, sin embargo los pensamientos no se habían ido.
         El recuerdo de esa chica, de la mochila y de la entidad seguían en él y le hacían sentir extraño. ¿¡Pero quiénes... o qué rayos eran!? —se repetía buscando respuestas.

Cuando se sintió mejor, quiso salir a tomar un poco de aire fresco para despejar su mente. Se abrigó bien, y salió a caminar, disfrutando de un sábado muy fresco.

domingo, 12 de marzo de 2017

Base de batería - Rock Pop - 135 BPM


2. Melancolía

Pasaba de la media noche. Las cortinas grises a medio correr de una de las ventanas de la sala dejaban ver la fuerte y ruidosa tormenta de afuera, cuyo bramido se hacía casi mudo desde adentro. El vidrio estaba empañado y se notaban en él varios caminos hechos por gotas de agua y frio.
         Creo que otra vez lo hice… creo que alguien me vio, alguien me habló… ¿qué pudo haber sido? dijo ella con un volumen muy bajo desde el otro lado de la puerta de una habitación. Era una voz suave, dulce y amodorrada que llenaba la total  penumbra.
         Por debajo de la puerta apareció un haz de luz blanca, se escucharon algunos pasos y finalmente, la melodía de inicio del sistema operativo de una computadora.
         La chica abrió la puerta y salió de su habitación. A paso ligeramente apresurado se dirigió a la cocina sin prender luz alguna en su camino, se sirvió un poco de agua y después de beber ininterrumpidamente carraspeó, como para quitarse alguna sensación amarga o tajante.
         Tengo que calmarme… ¿qué fue eso? —volvió a hablar para sí misma con un tono suave y tranquilo para darse confianza.
         — Bueno, no importa… será mejor olvidar todo esto, sólo asumiré que fue un sueño extraño.
         Dejó el vaso en el fregadero. Se dirigió al baño, abrió el grifo y se echó agua en la cara como para enjuagarse los vestigios del sueño. Se vio a sí misma en el espejo. No veía nada diferente o extraño en ella: una muchacha de 21 años, de tez clara, pero no blanca, con marcadas ojeras, las mejillas ligeramente enrojecidas y los labios resecos por el frio, vestida con un pijama rosa pastel con pequeñas jirafas.
         Delgada, 1.62 de estatura, de grandes ojos verdes con forma de almendra y facciones armoniosas. Podía apreciar su cabello suelto, largo y castaño claro que pareciera tornarse de lacio a ondulado en algunas partes cerca de las puntas. Estaba descalza.
         Después de unos segundos de trance, reaccionó, cerrando el grifo apresuradamente. Regresó a su cuarto y cerró la puerta con seguro a pesar de que no había nadie más que ella. Eso le daba cierta seguridad.
         Abrió un cajón de su pequeña y ordenada cómoda. Sacó una libreta pequeña de pasta negra y un lápiz, se sentó en el centro de su colchón buscando estar cómoda. Comenzó por escribir la fecha y la hora aproximada.

***

         Miércoles. 27 de enero de 2016.
         He soñado algo extraño, tanto como para sentir una perturbación dentro del sueño y querer escribir esto. Puedo recordar varios detalles… —escribía. Después lo reescribió, esta vez en el editor de texto de su computadora portátil mientras se reproducía su selección de música clásica. La noche seguía transcurriendo. Cuando vio que dieron las 3 de la mañana, decidió que era tiempo de dejar de escribir y volver a dormir.
         Apagó su laptop, la cerró y la tomó con una mano, con la otra tomó su libreta y el lápiz. Se levantó, dejó la computadora sobre su pequeño escritorio de madera y fue a guardar su libreta y el lápiz de nuevo en el cajón. Apagó la luz y finalmente se metió en la cama para cubrirse con el grueso cobertor.

         Vaya manera de prepararme para el nuevo inicio… quedándome despierta hasta tarde perdiendo el tiempo... y eso que entro a destiempo debido a que hace poco que vivo en este lugar. ¿Qué estoy haciendo? Según yo comenzando a ser libre pero, ¿por qué me siento tan vacía? Oh, si… debe ser por eso… por ellos… —filosofaba con un volumen apenas audible para ella debido a la tormenta afuera.
         Tú eres mi única compañía, mi único escucha y amigo. Gracias por soportarme durante tanto tiempo. Si tan sólo estuvieras vivo… sé que encontraré a alguien algún día que me ayude a romper con esto. —le dijo tan melancólicamente a Miel, su pequeño oso de peluche que alguien le había regalado en su noveno cumpleaños.

         El sonido de la lluvia la arrullaba, una lágrima brotó de uno de sus ojos y rodó por su sien antes de quedar dormida abrazando al oso de peluche.

domingo, 5 de marzo de 2017

Luisa e Ismael


Ana y Gabriel


1. La primera alteración

Esa mañana algo fuera de lo común sucedía. Sentía como si se hubiera bañado en fuego, víctima de un intenso ardor por doquier. No ha de ser nada grave, tal vez sólo sea el comienzo de una ligera fiebre —pensó; así que comenzó con sus actividades rutinarias. Se bañó, se preparó para ir a la escuela y se puso en marcha.
         Estamos hablando de Leo, Leonardo Martínez. Un muchacho de 18 años de edad, delgado, trigueño, su estatura oscilaba entre 1.68 y 1.70, depende del momento del día. A veces quisiera sentirse más alto de lo que su genética le permitiría ser.
         Un muchacho común, no gustaba mucho de leer libros de poesía, pero si algunos artículos interesantes en internet sobre astrología, las pseudo-ciencias, misterios, ocultismo, política, economía, sociales etc. Sus dormilones ojos color marrón oscuro y su delgada y derecha nariz daban a su rostro cierto toque de serenidad e inocencia que no se alejaban mucho de su forma de ser, incluso infantil a veces. Su cabello también castaño oscuro medianamente largo al estilo despeinado, proyectaba parte de su personalidad.
         No era tan bueno en la escuela, ni social ni académicamente.
         Recién estaba comenzando su último semestre. Podría decirse que desde antes se había hecho de una “mala fama” por ciertas acciones no del todo buenas moralmente, pero era lo suficientemente eficiente como para ser un alumno regular.
         27 de enero. Un día como cualquier otro: caminito de la escuela, apurándose a llegar,  con su libro bajo el brazo va todo el reino animal —canturreaba en su cabeza, disfrazando su lado infantil con un gesto bastante serio en su cara mientras caminaba  —precisamente— hacia su escuela.
         Justo después de sentir un repentino auto abandono, similar a la sensación de estar cayendo mientras se está durmiendo,  se dio cuenta de que algo raro estaba sucediendo  —eso, o era él que iba caminando todo zombi—. El clima y la hora eran exactamente iguales a los del día anterior, le pareció estar viendo, haciendo y sintiendo de nuevo lo mismo que antes. Era como un déjà vu, parecía como si nada encajase. Comenzó a notar algunas cosas: no podía pasar desapercibida la existencia de una densa niebla que limitaba mucho su visión, no se escuchaba que hubiera coches pasando, ni gente caminando a su alrededor, no se escuchaba ruido proveniente de alguna parte. Una presencia que —con silueta humana apenas reconocible— parecía haber salido de la nada se dirigía hacia él.
         Atónito y algo temeroso comenzó a correr...  pero en un instante se dio cuenta que no había sensación de peligro; en vez de eso, lo invadió la curiosidad. Corrió nuevamente, esta vez en dirección de esa silueta. Algo le impedía aproximarse de la forma que él quisiera, apenas y pudo caminar, sentía como si estuviera cruzando un río donde la corriente hace que sea difícil avanzar. Se detuvo. ¿Qué es lo que está pasando? —le peguntó con voz recia para ser escuchado, pero no hubo ninguna respuesta.
         Se dio media vuelta para tratar de distinguir a  alguna otra persona cerca, pero todo seguía desierto. Se volvió para volver a preguntar, pero esa silueta ya no estaba y, de un momento a otro todo lo que estaba percibiendo desapareció.

***

Lo despertó su alarma. 6:30 a.m.
         — Ya veo, un sueño. —fue el primer pensamiento que tuvo después de abrir los ojos.
         Comenzó sus actividades rutinarias obligatorias: se bañó, se vistió, medio desayunó un pedazo de pan de elote y lo dejó sobre el comedor; se colgó la mochila al hombro derecho, tomó sus llaves y salió de su departamento. Era un miércoles, 27 de enero, justo como en su sueño.
         ¿Qué habrá podido ser esa extraña presencia? —se preguntaba una y otra vez mientras caminaba, cuando de un momento a otro comenzó a cantar en su mente el Caminito de la escuela... tardó unos segundos en darse cuenta de lo que estaba pasando, imprimiendo en su cara una inmediata expresión de temor.
         ¿Qué? —se dijo sorprendido. Sólo decidió no hacer lo que recordaba y siguió avanzando. Notó repentinas anomalías. Por mencionar algunas: amanecía por el oeste, no era la estación del año que correspondía, los pájaros no volaban,  sino que revoloteaban murciélagos.
         Llegó a la escuela. Cuando pasó el portón, este se cerró de manera ipso-facta y violenta. Comenzó a sentir miedo de verdad. Se dirigió a los otros accesos del plantel, pero todos estaban cerrados también. ¿Qué era esto?, ¿era tal vez una señal de que algo estaba por suceder y que ya no habría marcha atrás?
         Pareciese como si todo y nada sucediese a la vez, estaba muy confundido, ¿podría tener eso algún sentido? lo único que vagaba en su mente era la sensación de angustia, miedo, atracción y curiosidad por querer saber qué era todo eso.
         El día transcurrió sin retrasos, ni retardos, el resto del día fue absolutamente normal, y conforme pasaban las horas, ese vívido recuerdo no se iba de su cabeza, la duda de la existencia de una entidad como esa y todas las anomalías crecía a cada segundo que transcurría.
         Mientras regresaba a su departamento, volvió a sentir algo parecido a lo de la mañana… sólo que esta vez, sintió una especie de fuerza centrífuga que lo mareaba. Cuando recuperó la lucidez, estaba botado entre las abundantes hojas y ramas de un gran arbusto.  Sentía un enorme letargo. ¿¡Por qué estoy de esta forma!? —Exclamó a sí mismo cuando se vio sobre la planta.
         Cuando llegó, en vez de prender las luces, solamente se dirigió con prisa hacia su habitación y se encerró. En vez de hacer la tarea, botó su mochila en un rincón, instaló y encendió su consola de videojuegos Playstation 3 e insertó un disco que él mismo había quemado, este contenía varios roms y música de su gusto. Jugó durante un rato tratando de no pensar en lo que había vivido por la mañana, pero sentía que sus pensamientos eran cada vez más ruidosos. Quitó el rom de Pac-Man World y colocó su lista de Heavy Metal a todo volumen, esperando que la música fuera más ruidosa que las voces en su cabeza. Dibujó por horas mientras la música seguía reproduciéndose.
         Dio la media noche, le dio sueño. Cuando quitó la música, se dio cuenta que afuera estaba lloviendo. Se bañó, alistó todo para el próximo día y se tiró en la cama… viajó rápidamente a Morfía.
         Aún en sus sueños podía estar consciente de lo que estaba sucediendo. Sabía que estaba dormido y que estaba  soñando. Había aprendido de alguna manera a controlar el mundo astral de su mente, disfrutaba tanto los sueños lucidos porque podía hacer todo lo que quisiera, podía hacer y deshacer todo a su voluntad.
         Vio entonces frente de sí la misma silueta de la mañana y, de nuevo era indistinguible si era un hombre o una mujer. Lo invadió una vez más la sensación ardiente de la mañana, esta vez acompañada de algún tipo de borrosa premonición que no logró interpretar. Cortó el sueño y abrió los ojos de nuevo.
         3:47 a.m. Pasó horas dando vueltas de un lado a otro entre las sábanas de la cama, preguntándose lo mismo una y otra vez, tratando de darse respuestas o por lo menos hipótesis convincentes: ¿Qué era?, ¿qué quería?, ¿por qué conmigo?

         Al final de toda esa actividad mental volvió a inducirse el sueño, pero esta vez, procurando quedar profundamente dormido.

Hacia la infinidad

Hacia la infinidad es una historia que hace años comencé a escribir, de vez en cuando agarraba mi archivo y me ponía a imaginar, a escribir. Espero guste :)
-Amauri Ruiz

SINOPSIS

El joven Leonardo Martínez lleva una nada interesante. Gracias a un misterioso acontecimiento, conoce a una chica que rápidamente se vuelve cercana a él y comienzan, junto a sus pocos amigos, a descubrir secretos de su pasado y a crear marcantes recuerdos. Sin embargo, habrá situaciones a las que se tendrán que enfrentar por primera vez y tratarán de dar respuesta a un gran enigma.